Reportaje publicado en abril de 2011 en la revista “Historia y vida” (Nº 517)
En la segunda mitad del siglo IV aC Filipo II de Macedonia se las prometía felices cuando decidió invadir su vecina e idolatrada Grecia. Dados los estragos que había ocasionado la Guerra del Peloponeso entre las diferentes polis, muchos veían al monarca como el gran unificador del estado heleno y, además, su mejor salvador ante el azote persa, muy presente desde las
Guerras Médicas. Hubo una persona, sin embargo, que no se dejó engañar por el filohelenismo de Filipo II. Su nombre fue Demóstenes (384?-322 aC).
Desde su Atenas natal, este orador de lengua mordaz pronunció las famosas
filípicas, cuatro encendidos discursos contra la política imperialista del macedonio. Así de contundente se mostraba en el 352 aC en la primera de ellas: “Atenienses, fijaos en la situación. Ese hombre ha llegado hasta tal punto de insolencia que no os deja ni escoger entre actuar o manteneros en paz; os amenaza, pronuncia discursos -según dicen, llenos de jactancia- y no tiene bastante con conservar lo que ha subyugado, sino que extiende continuamente sus dominios y nos rodea de cerca por todas partes, mientras nosotros vacilamos y nada hacemos”.
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Aquí teniu una edició del programa “En guàrdia!” de Catalunya Ràdio dedicat a Demòstenes.
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